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¿La inteligencia artificial puede tener derechos de autor? 

Sí yo le digo a la IA que cree mi obra, dando las características, el color, el sonido y me crea mi novela, canción o dibujo ¿puedo decir que la obra es mía?.

Por: Yasmín Hernández

Vivimos en una época en la que crear nunca ha sido tan fácil… ni tan incierto. Basta con escribir unas cuantas palabras en una plataforma y, en segundos, aparece una imagen que nunca existió, una historia completamente nueva o una voz que suena humana… pero no lo es.

La inteligencia artificial llegó para quedarse y hacer cambios enormes que, si lo pensamos bien, aceptamos sin darnos cuenta. 


Hoy la vemos ilustrando, haciendo tareas escolares, componiendo canciones, generando líneas de códigos, incluso escribiendo libros.  Y en medio de toda esta avalancha creativa, surge una encrucijada.

Si la inteligencia artificial puede generar contenido original ¿debería tener derechos de autor? ¿Es arte si no hay un artista detrás?.

Aunque la Inteligencia Artificial ya existía desde antes, fue el 30 de noviembre de 2022 cuando se hizo verdaderamente popular con el lanzamiento de ChatGPT.

Y en 2023 todo comenzó a explotar: millones de usuarios, empresas, escuelas y artistas empezaron a debatir su uso.

Hay noticias donde personas que apoyan la IA para que tenga sus derechos y se le reconozca como “originales sus obras”.

Otras personas han denunciado que dicha tecnología está infringiendo el copyright, robando empleos… hay personas que afirman que la IA será quien aniquilará la creatividad humana. 

La inteligencia artificial y la “creatividad de hacerlo solo”. 

Este debate está superando lo que ocurrió con la llegada de las computadoras en los años ochenta, cuando muchos temían que las máquinas controlarán al ser humano.

Pero con el tiempo quedó más que claro que la computadora obedece las órdenes que piden las personas y así la calma volvió.

Entonces, ¿por qué ahora nos sentimos amenazados?¿Por qué la IA merece tener derechos de autor a las obras que crea? Esto nos provoca temor, inseguridad y negación.

Tal vez la verdadera pregunta que deberíamos hacernos es ¿Puede una máquina ser realmente “creativa” si no tiene conciencia, emociones ni intención? ¿Y si es así …. los humanos dejaríamos de ser necesarios?.

El dilema legal de la creatividad artificial.

Vamos a iniciar por el principio de este gran debate. ¿Qué son los derechos de autor y para qué se crearon? 

Los derechos de autor son un conjunto de normas legales que protegen las creaciones originales de una persona, ya sean textos, imágenes, música, películas, software, etc.

Si una persona crea algo como una novela, canción o una ilustración tiene derecho exclusivo de usar, reproducir, distribuir y lucrar con esa obra. 

¿La razón?Para proteger a los creadores, fomentar la creatividad y regular lo que es justo. 

Comienza el verdadero debate, sí yo le digo a la IA que cree mi obra, dando las características, el color, el sonido, dando el contexto de mi historia y me crea mi novela, canción o dibujo ¿puedo decir que la obra es mía?, ¿puedo pedir que me den derechos de autor?.

En México, la respuesta oficial es No. Una reciente resolución del Tribunal Federal de Justicia y Administrativa marca como un precedente claro: Las obras creadas por inteligencia artificial no son aceptables de tener protección bajo la Ley Federal del Derecho de Autor.

Hoy en día no solo resume libros antiguos o sugiere ideas para redes sociales: también imita a los grandes maestros de la pintura, redacta ensayos complejos y diseña estrategias de contenido que compiten con agencias creativas enteras. 

Hace algunos años sucedió un caso donde Stephen Thaler, creador y propietario de un programa de cómputo de IA llamado Creativity Machine, capaz de generar obras artísticas sin necesidad de intervención humana alguna. 

Una entrada reciente al paraíso , una imagen generada y nombrada por DABUS en 2012.Cortesía de Stephen Thaler

Él intentó registrar una ‘obra’ ante la  Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos (USCO), sin embargo, se le denegó el registro de dicha obra debido a que carecía de autoría humana, señalando que la protección de derechos de autor únicamente se extendía a obras creadas por humanos.

La inteligencia artificial es un modelo de lenguaje más avanzado a la hora de generar contenido, pero este caso muestra el límite legal y ético: mientras las máquinas puedan crear textos, imágenes o música de forma autónoma, el reconocimiento legal de esas creaciones aún depende de la intervención o supervisión humana. 

Y mientras siga así, que la ley aún no pueda aprobar, el genio artificial seguirá siendo invisible ante los derechos.

La pregunta que debemos hacernos realmente es ¿estaremos listos para reconocer como autor a una máquina que no tiene alma?.